La EPI es una técnica mínimamente invasiva que aplica una corriente galvánica a través de una aguja muy fina directamente en el punto lesionado, siempre guiada por ecografía. Esta estimulación precisa rompe tejido degenerado, activa la reparación natural y reduce el dolor en tendones y fascias. El procedimiento es rápido, se realiza en camilla y permite volver a la actividad habitual con indicaciones sencillas de cuidado.
Es una electrólisis local aplicada con aguja y ecografía. Produce una respuesta biológica controlada que elimina tejido degenerado y favorece la regeneración y la analgesia.
Puede provocar molestia leve–moderada durante segundos mientras se aplica la corriente. Se ajusta la intensidad a tu tolerancia.
Habitualmente 1–4 sesiones de 15–30 minutos, espaciadas según evolución. Se valora el cambio en cada visita.
Reposo relativo de la zona 24–48 h, evitar cargas intensas 48–72 h y seguir las pautas que se indiquen. Puedes hacer vida normal sin esfuerzos sobre el tejido tratado.
Es un procedimiento seguro en manos cualificadas y con ecografía. No se realiza sobre infecciones cutáneas, alteraciones severas de coagulación, anticoagulación no controlada, embarazo sobre la zona o portadores de marcapasos cerca del campo de aplicación. Se informa y firma consentimiento antes del tratamiento.
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